miércoles, 29 de febrero de 2012

UN REBAÑO LIBRE

UN REBAÑO LIBRE

Esta es la historia de un particular rebaño de ovejas, muy parecido a otros que viven bajo el dominio de los depredadores, pero distinto en la forma de cómo trataron este asunto.

Como en todas partes, ellas eran asechadas y dominadas por lobos, pero ellos eran muy distintos a lo que imaginábamos, no trabajaban en cazarlas porque habían engañado a las ovejas, que además de cándidas, cooperaban sin darse cuenta para ser comidas. Así, los astutos lobos preferían ser vistos como imprescindibles en la sociedad de las ovejas, con esto, no solo podían trabajar cada vez menos, sino que también, generar más ganancias en otros asuntos gracias a la excesiva ayuda de las ovejas.
Cuenta la historia que antiguamente las ovejas mantenían a “raya” a los lobos mediante un sistema simple de comportamiento. Mal que mal eran ovejas y no podían ir contra su naturaleza bondadosa, por lo tanto, aceptaban su existencia siempre y cuando ellas determinaran los límites de su comportamiento. Para esto, establecieron que todos tenían igualdad de derechos y deberes, tanto ovejas como lobos, total, ellos siempre eran menos, así que las reglas del rebaño eran las reglas aceptadas por todos, pero como eran creadas por la mayoría y la mayoría eran ovejas, las leyes contaban convenientemente con la aprobación de todos y esto siempre convenía a las ovejas.
Nadie sabe cuándo, un lobo con dotes de orador, convenció a algunas que no era necesario que asistieran a las asambleas donde se decidía cada ley o cada norma, y que él, como lobo, las representaría mejor. Ellas aceptaron y así se hizo. Con esto tendrían tiempo para hacer cosas de oveja, como pasear, dormir y comer. Esta idea fue vista como una maravillosa idea por los demás lobos quienes la copiaron en corto tiempo. Sucedió que las confiadas ovejas llegaron a prescindir de su voluntad de decición y los lobos que las representaban, hacían leyes que los beneficiaban cada vez más.

Así pasó durante mucho tiempo, en que las ovejas estaban destinadas a servir a los lobos, sin reclamo y de buena gana, al fin y al cabo las leyes eran hechas por los lobos y se suponía que ellos querían lo mejor para ellas. Era evidente que tenían otro estatus, tenían otro pelo, eran más altos, algunos tenían los ojos claros y era imposible dejar de admirarlos, en resumen, tenían clase y eran admirados por todas.

Los lobos creían en la manada o familia, y entonces, de a poco las ovejas dejaron de creer en la importancia de mantener el bien en todo el rebaño, sintieron que lo importante era asegurar el bien de solo de su propio clan.  Ellos, no solo aspiraban a ser servidos por las ovejas, sino que anhelaban tener algún cargo y claro, lo ideal era ser rey o reina, con esto darían rienda suelta a su pereza o podrían gozar de la diversión apoyados por el sistema abusivo perfeccionado cada vez más.
Como es lógico, sucedió que con el paso del tiempo las ovejas se hastiaron de ser tan  servirles. Las pobres ovejas aprendieron a ver el engaño y el abuso.

Ellas entendieron que mientras más reclamaban, los lobos les prometían más o derechamente mentían y decían cosas como: “Si somos iguales” pero por dentro pensaban: “Tú nunca estarás a mi nivel”. Cuando ellos decían “Trabaja y las oportunidades te convertirán en lobo” callaban “claro que no será en esta vida”. Si ellos decían: “Nosotros solo queremos su bien” pensaban: “pero primero aseguraré el mío” o cuando les decían: “He dedicado mi vida a servirles” no les decían: “Es parte del plan para servírmelas”. 

Las ovejas clamaban: “¡Queremos más igualdad!” y los lobos opositores a los lobos dirigentes se aprovechaban de sus quejas para subir al poder o decían: “¡Queremos que todo cambie para mejor! pero ellos se encargaban de poner más lobos en el poder con el pretexto de darles más libertad a ellas para elegir. Los lobos recurrían a nuevas promesas de cambio y las ovejas nuevamente creyeron en ellos.

Un grupo de ellas, estudiosas y atentas, analizó el tema de los lobos para ver si se podía cambiar su angustiante situación. Se percataron que un gran problema, consistía en que las ovejas encargadas de la seguridad eran convenientemente las mejor tratadas y por ende las más manipuladas por los lobos.  Era tanto que ellas se consideraban lobas. Incluso las leyes las defendían en general de sus abusos.
Algunas ovejas se proponían matar a los lobos, esto no sería difícil, porque eran pocos, pero no era conveniente, porque podrían venir lobos peores, de rebaños vecinos. Otras proponían poner a una oveja en el poder, pero se conocían casos de lobos y lobas disfrazadas, que decían algo para convencer a las ovejas y luego firmaban leyes para mantener mejor a los lobos. Por otra parte estaba claro que colocar lobos con “buena intensión” en el poder no daría resultado.

La solución era muy antigua y consistía en que los cargos  fueran hechos solo para garantizar las decisiones de la mayoría de ovejas o lobos y nunca para representarlas.

Llegaron a la conclusión que no había otra alternativa que la de generar una gran reunión entre todas las ovejas y lobos, para que tuvieran las mismas garantías y se pudiera cambiar las abusivas leyes creadas por lobos, así contarían con el apoyo de ellos también.

Previendo que algunos lobos se apropiarían de la idea para dirigir la reunión y modificar las nuevas leyes a su antojo y conveniencia, establecieron como principio la no representatividad y el que las leyes nacieran de todos.

Las más temerosas en enfrentar un cambio en el rebaño eran por supuesto las viejas ovejas más acomodadas y bellas.

-No importa si hay un poco de abuso si se mantiene el orden en el rebaño- decían ellas, pero afortunadamente eran minoría. Su fortuna la obtenían principalmente gracias a lo que recibían colateralmente de los negocios de los lobos.
En cambio, las más entusiastas eran las ovejas jóvenes que aspiraban a un futuro mejor.
La gran mayoría del rebaño era temerosa y lamentablemente ya se habían acostumbrado al sacrificio, mal que mal, habían nacido con el abuso de los lobos instalado en su cultura y pensaban que esa era su realidad.

Llegó el momento y el gran evento se produjo. Así como en algunos árboles estallan los frutos para expulsar las semillas maduras en verano, así mismo comenzó un proceso de estallido social en todo el campo. Unos antes y otros después. Finalmente los lobos cedieron, ¿Qué podían hacer? Usar la fuerza o buscar la ayuda de lobos externos como se hizo en cierta oportunidad, confirmaría las intenciones a las ovejas dubitativas.

Aparecieron leyes nuevas y otras olvidadas, también desaparecieron algunas sin que nadie las extrañara. El asunto principal es que las ovejas fueron consientes por primera vez de las leyes que las regirían eran para hacerlas felices y comprendieron las consecuencias de su uso. Por primera vez abrieron su mente y derribaron las cercas instaladas por lobos.

Nació el hábito de reunirse a deliberar por los asuntos públicos. Los lugares de reunión no solo fueron los lugares de aprovisionamiento sino que también los lugares de pensamiento.

Y así, un día claro, un rebaño libre nació.